LA FAMILIA
* LA FAMILIA EN ROMA
· Familia
o Integrada en la gens
o Carácter de bloque fuerte y unitario
o Sometida al pater familias: patria potestas
o Nacimiento
§ Purificación (lustratus)
§ Colocación de la bulla
§ Exposición
· Práctica común y legal
· En templo de la Pietas, columna lactaria
· Adopción: futuros esclavos o prostitutas
o
Deformes o inútiles eran eliminados
§ Nombre─Niña: 8º día: sólo nomen
§
Niño: 9º día (dies lustricus): nomen, praenomen,
cognomen
· Adoptado: 2º cognomen en –anus
o
Hasta 7 años niño/a misma educación
, cada uno con juguetes "propios" de su sexo
§ Reservado para hombres libres
§ Estrictamente privado
§ Sin documento escrito
§ Proporciona hijos legítimos y herederos
§ Condiciones
· Ius connubii
· No parentesco cercano
· consentimiento pater familias
·
Edad mínima: niño (14) / niña (12)
§ Tipos
· Cum manu
o Coemptio
o Usus
· Sine manu
·
Imperio: en desuso: aparecen nuptiae
§ Divorcio: fácil y cómodo
o Muerte
§ Fin ritos: hacer inofensivo al muerto
§ Ceremonial
§ Entierro con laudatio
§ Luto: 10 meses
§ Tumbas en exterior de la ciudad, catacumbas, mausoleos
o Anticoncepción: técnicas diversas
§ Pociones para la esterilidad
§ Amuletos
§ Magia...
§ Coitus interruptus
§ Continencia
§ Preservativos hechos con vejiga de vaca
§ Bloqueo de útero con lana...
§ Ungüentos a modo de espermicidas (miel, aceite...)
o Aborto: perfectamente lícito
§ Se provocaba
· Drogas
· Técnicas quirúrgicas
· Métodos
* LA EDUCACIÓN
EN ROMA
o Basada en el desarrollo de las virtudes
§ Gravitia
§ Severitas
§ Parsimonia...
o Nivel cultural pobre: saber leer, escribir y calcular
§ Hasta 7 años, sin distinción de sexo con la madre
§ Tras 7, educación diferente o igual según sexo
o Etapas
o Escuelas privadas y públicas: 1, 2
o Educación personalizada en casa de los adinerados
o Calendario
§ Religioso: períodos festivos
§ Cada 8 días, día de mercado, descanso
§ Vacaciones: desde Julio a Octubre
* LA MUJER Y EL HOMBRE EN ROMA
o Roma
§ Más libertad
§ Puede trabajar fuera: vendedora, empresaria
§ Puede asistir espectáculos
§ Mujeres cultas
§ Derechos conseguidos a lo largo de los años
LA CASA: EL MOBILIARIO Y LA DECORACIÓN
o
Domus
§ Origen etrusco
§ Planta rectangular
§ Ventanas escasa, pequeñas, irregulares
§
Partes
· Ianua, de doble hoja
· Vestibulum o recibidor
o Impluvium
o Lararium
· Diversas habitaciones :
o Cubicula
o Culina
o Latrinae
o Tablinum
· Peristylo, tras contacto griegos
o Propias
o Alquiladas
o
Insulae
· Falta de espacio
· Superpoblación
§ Edificios de hasta 5 pisos
§ Con balcones y ventanas
§ Dependencias para varios usos
§ Estrechas, poco confortables
§ Sin agua ni retrete generalmente
§ Poca luz
§ Materiales mala calidad
· Incendios
· Derrumbamientos
§ Bajos con comercios: letreros con dibujos
§ Partes
· Pasillo
· Distribuidor (comedor y cocina)
· 2 dormitorios
· Salita
§ Rustica: varias dependencias
§
Urbana:
todo tipo de lujos
· Mobiliario y decoración
o Principio: simplicidad
o Tras conquistas: magnificiencia (1-2-3-4-5)
o Imperio y Bajo Imperio: lujo exacerbado
o Paredes con frescos: :motivos geométricos, trampantojo, mitológicos...
o
Suelo con mosaicos (motivos geométricos diversos 1 - 2 - 3, mitológicos , caza 1 - 2...) y paredes con cortinajes o frescos
EL VESTIDO: LOS ADORNOS Y EL PEINADO
UN DÍA CUALQUIERA
Por derecho común llamamos familia al conjunto de todos los agnados, pues, aunque una vez muerto el pater familias cada uno forma su propia familia, sin embargo, se llaman rectamente de la misma familia, todos los que estuvieron bajo la misma potestad de uno, y salieron de la misma casa, y proceden de la misma gente. En sentido más amplio, se llama familia al conjunto de varias personas que proceden de la sangre de un genitor común: y en este sentido decimos la familia Julia, como salidos todos del último tronco al que llega su memoria.
Cualquier animal, cualquier esclavo, ropa o útil de cocina, lo probamos antes de comprarlo; sólo a la esposa no se la puede examinar para que no disguste al novio antes de llevarla a su casa. Si tiene mal genio, si es tonta, deforme, o le huele el aliento, o tiene cualquier otro defecto, sólo después de la boda llegamos a conocerlo.
En
los esponsales nada importa que se convoquen testigos o que alguien prometa
sin escritura. En los esponsales ha de exigirse también el consentimiento
de aquéllos de quienes se requiere en las nupcias; Juliano escribe, sin embargo,
que se entiende que el padre da su consentimiento a su hija, siempre que no
disientas evidentemente.
No está señalada la edad de los contrayentes para contraer esponsales, como lo está para los matrimonios; por lo cual pueden contraer esponsales desde tierna edad, con tal que una y otra persona entiendan que se hace esto, es decir, siempre que no sean menores de siete años.
En aquel tiempo la que era prometida era llamada esposa; el que prometía por contrato verbal que la había de tomar como mujer, esposo. Si después de tales estipulaciones la mujer no era dada o no era tomada, el que había estipulado ejercitaba la actio ex sponsu. Los jueces conocían del asunto. Un juez indagaba por qué motivo la mujer no había sido dada, o no había sido aceptada. Si no apreciaba para ello causa justa, estimaba el pleito en tanto dinero cuanto implicaba que no hubiera sido recibida la mujer, y condenaba a darlo, bien al que había prometido, bien al que se había hecho prometer.
Es conveniente que una joven se mantenga virgen por lo menos hasta la llegada de la menstruación, pues ésta es la prueba de que su matriz es capaz de concebir. Es peligroso un embarazo cuando la matriz es demasiado pequeña; pues el embrión sería comprimido y se produciría un aborto; si el embarazo siguiera adelante sería muy complicado; puede ocurrir también que el embrión se atrofie pues los vasos sanguíneos que irrigan la matriz son incapaces de alimentar al embrión. La primera aparición de las reglas tiene lugar en general a los catorce años, es éste realmente un signo natural que indica que las relaciones son posibles. Pero todavía hay peligros para el embarazo durante algunos años.
Cuentan los historiadores de la época que, como se consideraba inaudito que una doncella sufriera la pena capital, el verdugo la violó al tiempo que le ponía la cuerda.
Contraen entre sí justas nupcias los ciudadanos romanos que se unen según los preceptos legales, siendo púberes los varones y núbiles las muchachas, ya sean pater familias o filii familias, con tal, sin embargo, que los filii familias tengan el consentimiento de los ascendientes en cuya potestad están.
Esta
costumbre (confarreatio) llevaba a una unión forzosa de parentesco indisoluble
y no era posible anular estos casamientos. Esta ley obligó a las mujeres casadas,
pues no tenían otro escape a vivir de acuerdo con el carácter de su marido
y a los hombres a conservar a su mujer como una posesión necesaria y segura.
Al ser así modesta y obedecer en todo a su marido, la mujer era de esta manera
señora de su casa, como el hombre, y si moría su marido se convertía en heredera
de sus bienes,
como una hija de su padre; si él no tenía hijos y moría sin dejar testamento,
ella era dueña de todo lo que dejara, y si tenía descendencia, quedaba a partes
iguales con los hijos. Si ella cometía algún delito, tomaba como juez al perjudicado
que fijaba la gravedad del castigo. Pero en los siguientes casos la juzgaban
los parientes del marido: cuando había adulterio y, lo que parecía a los griegos
una falta mínima, si se descubría que una mujer había bebido vino. Rómulo
permitió castigar estas dos faltas con la muerte... Y el largo tiempo es testigo
de que esta ley sobre las mujeres era acertada, pues se reconoce que durante
520 años ningún matrimonio se disolvió en Roma.
Dionisio de Halicarnaso, H1 Antigua de Roma II,25
Se aboca a la anus por coemptio mediante la mancipio, esto es, por medio de una cierta venta fijada; pues reunidos no menos de cinco testigos ciudadanos romanos púberes y también un libripens (portador de la balanza), compra el marido a la mujer con la cual está de acuerdo en la sumisión a la manus.
Por el usus se abocaba a la manus la que durante un año continuo vivía como casada, pasaba a la familiar del marido y obtenía la situación de una hija. Por eso en la Ley de las Doce Tablas estaba previsto que si alguna no quisiere por este procedimiento entrar en la manus del marido, se ausentase cada año tres noches, interrumpiendo de este modo la posesión anual. Pero todo este derecho en parte ha sido derogado por las leyes y en parte suprimido por el desuso del mismo.
Si sorprendieras a tu mujer en adulterio, puedes matarla impunemente sin formarle juicio; pero si ella te sorprendiera a ti en cualquier infidelidad conyugal, ella no osará, ni tiene derecho, a mover un dedo contra ti.
Es que hay todavía alguna mujer que se avergüence al ser repudiada después de que algunas damas, de linaje noble e ilustre, cuentan sus años, no por el número de los cónsules, sino por el de sus maridos, y se divorcian para casarse, y se casan para divorciarse? La castidad hoy día es prueba de pusilanimidad... Es vulgar y anticuada la que no sabe que el matrimonio es vivir con un adúltero.
No es a la esposa lo que ama el esposo, sino solamente a su cara. Basta que se dibujen en la cara de Bíbula tres arrugas, que la piel se estire y se seque, y que los dientes se oscurezcan, y los ojos se achiquen, para que su marido Sertorio se vaya en busca de nuevos amores. Y no será el marido mismo sino un esclavo o un liberto quien dará la noticia a la esposa abandonada.
Pues antaño los hijos nacidos de madre honrada no se criaban en al cuartucho de una nodriza alquilada, sino en el regazo y en el seno de su propia madre, y ésta tenía como principal motivo de orgullo velar por la casa y ser una esclava para sus hijos. Se elegía a alguna pariente de edad, y a sus probadas y comprobadas costumbres se confiaba toda la prole de la misma familia. En su presencia no se permitía nada que pudiera parecer expresión grosera o acción vergonzosa. Con una virtud que infundía respeto, moderaba incluso los esparcimientos y juegos de los niños, no ya sólo sus aficiones e inquietudes... Este rigor en la disciplina tenía como mira el que las cualidades individuales, puras e intactas y sin desviarse por ninguna corrupción, se lanzasen abiertamente al cultivo de las artes nobles y, ya se inclinase su vocación a la milicia, ya a la ciencia jurídica o a la oratoria, se dedicara sólo a un campo y penetrara en él hasta sus últimas consecuencias.
Pero ahora el niño recién nacido se entrega a cualquier criadilla griega, a la que se agregan uno o dos esclavos del montón, en general los peores e incapaces para ningún quehacer serio. Aquellas almas tiernas y sin cultivar se impregnan al instante de los chismes y aberraciones de esta gente y nadie en toda la casa se preocupa de lo que diga o haga en presencia el joven dueño. Es más, ni siquiera sus mismos padres acostumbran a los pequeños a la honradez ni a la modestia, sino a la broma y a la chacota...
LAS VIRTUDES DE UNA MATRONA ROMANA
Un epitafio o inscripción sepulcral, en verso, grabado sobre la tumba de una matrona romana llamada Claudia, informa de cuáles eran las virtudes más estimadas en una madre de familia.
Viajero, poco es lo que tengo que decirte. Párate y lee hasta el final. Aquí tienes el sepulcro no hermoso de una hermosa mujer. Sus padres le dieron el nombre de Claudia. Amó a su marido con todo su corazón. Crió a sus hijos: a uno de ellos lo ha dejado en la tierra, al otro lo depósito bajo la tierra. Fue de agradable conversación y de andares cadenciosos. Cuidó de su casa e hiló. He terminado. Sigue tu camino.
Sin embargo, la mujer romana no desempeña, en general, papeles relevantes en la política y la cultura. Incluso estaba legalmente incapacitada para ejercer las magistraturas.
La mujer estaba limitada a ser un instrumento de producción de hijos y a dirigir las faenas domésticas, privadas de participar en la vida política; la esterilidad u otras circunstancias podían ser objeto de disolución del vínculo matrimonial. Sólo algunas mujeres pertenecientes a las altas esferas romanas participaron ocasionalmente en la vida política, pero sin posibilidad legal de ocupar magistraturas.
Julio Mangas, Hispania romana
Las mujeres que sólo se habían casado una vez recibían una corona de honor. Se pensaba que una fidelidad perfecta era aquélla que la hacía incapaz de abandonar el lecho donde había perdido su virginidad.
LA EDUCACIÓN
Digo, pues, que los muchachos deben conducirse hacia las buenas costumbres con exhortaciones y razonamientos, mas no, por Zeus, con golpes y malos tratos. Porque parece, sin duda, que estos procedimientos convienen a esclavos, más que a hombres libres. En efecto, ellos quedan así embotados y sienten horror ante los trabajos, en parte por el dolor de los golpes, en parte por la humillación de las ofensas. En cambio, las alabanzas y las represiones son más útiles que cualquier mal trato dado a los muchachos libres, ya que las unas les incitan a las cosas bellas y las otras les apartan de las vergonzosas.
LA JORNADA DE UN NIÑO ROMANO
Me despierto al rayar el alba y llamo al esclavo; le hago abrir la ventana; él la abre al instante. Me levanto y me siento al borde de la cama; le pido entonces las calzas y el calzado, pues hace frío. Ya calzado, tomo una toalla: me proporcionan una bien limpia y me traen el agua para lavarme en una vasija; me enjuago las manos, me lavo la cara y me limpio la boca frotándome los dientes y las encías; expectoro, escupo y me sueno las narices y me seco, como es propio de un niño bien educado...
Me quito luego el camisón de dormir, tomo una túnica y me ciño el cinturón; me perfumo la cabeza y me peino; me ato un pañuelo al cuello y me pongo la capa. Salgo entonces del dormitorio con el pedagogo y con la nodriza para saludar a papá y a mamá. Saludo a ambos y los abrazo...
Busco mi recado de escribir y mi cuaderno y se los doy al esclavo para que me los lleve. Y, ya todo dispuesto, me pongo en camino, acompañado de mi esclavo y tomo por el pórtico que lleva a la escuela.
Mis camaradas salen a mi encuentro y nos saludamos. Llego ante la escalinata y subo los escalones con toda parsimonia, como es debido. Dejo mi capa en el vestíbulo, me doy un toquecillo con el peine, entro y digo: Salve, maestro. El maestro me abraza y contesta a mi saludo. El esclavo me alcanza entonces las tablillas enceradas, el recado para escribir y la regla...
He terminado de aprender mi lección y le pido permiso al maestro para almorzar en casa. El maestro me otorga el permiso para salir... Luego llego a casa y me cambio. Después tomo un poco de pan blanco, aceitunas, queso, higos secos y nueces; bebo agua fresca y, terminado el almuerzo, vuelvo a la escuela. El maestro se apresta a leer...
(Hay que bañarse! Sí ya es hora. Voy para allá. Hago que me alcancen las toallas y me las arreglo solo. Corro al encuentro de quienes también marchan hacia los baños.
DEBERES DEL MAESTRO
Quintiliano escribe así sobre los deberes del maestro.
Lo primero de todo, revístase el maestro de la naturaleza de un padre, considerando que está en lugar de aquellos que le han entregado sus hijos. No tenga vicio ninguno ni lo consienta en sus discípulos. Sea serio, pero no desapacible; afable, pero sin chocarrería: para que lo primero no le haga odioso ni lo segundo despreciable. Hable a menudo de la virtud y la honestidad... Ni sea iracundo, ni haga la vista gorda en lo que pide enmienda. Sea sufrido en el trabajo; constante en la tarea, pero no desmesurado.
Responda con agrado a las preguntas de los unos, y a otros pregúnteles por sí mismo. En alabar los aciertos de los discípulos no sea escaso ni desmesurado: lo uno inspira disgusto para el trabajo; lo otro, confianza excesiva. Corrija los defectos sin acritud ni palabras afrentosas. Esto hace que muchos abandonen los estudios, al ver que se les reprende como si se les aborreciese... De ningún modo debe permitirse a los niños levantarse de su puesto ni dar saltos, cuando a alguno se le alaba. La costumbre de aplaudir por cualquier cosa es muy reprensible.
OBLIGACIONES DE LOS DISCÍPULOS
A los discípulos les aconsejo solamente que no tengan a sus maestros menos amor que al estudio; que piensen que son sus padres, no corporales, pero sí espirituales... Oirán con gusto sus preceptos, darán crédito a sus palabras. Finalmente acudirán al aula gustosos y con ganas de saber. Si los corrige, no se enojarán; si los alaba, se complacerán con la alabanza y con la aplicación merecerán su afecto. Por que así como la obligación de los unos es enseñar, la de los otros es mostrarse dóciles a la enseñanza.
LA CASA
Nosotros habitamos una ciudad en gran parte apuntalada con delgados postes, pues así combate los derrumbamientos el administrador y, cuando ha restaurado la abertura de una vieja grieta, no invita a dormir sin cuidado mientras nos amenaza la ruina. Debemos vivir allí donde no hay ningún incendio, ningún temor durante la noche... Ya humea el tercer piso y tú lo ignoras; pues si la alarma cunde desde los pisos bajos, será el último en arder aquel que está protegido de la lluvia solamente por las tejas, allí donde las tiernas palomas ponen sus huevos...
Considera desde qué altura se precipita un tiesto, para romperte la cabeza; lo frecuente es que en el caso de que desciendan de las ventanas vasijas rajadas o rotas; cosa pesada que deja señal hasta en el empedrado. Eres en verdad un descuidado, un imprudente, si, cuando te invitan a cenar, acudes sin haber hecho testamento.
VILLA DE TOSCANA
Ante la columnata se extiende una explanada con paseos bordeados de bojes... Al comienzo de la columnata se encuentra un comedor... Más o menos, frente al centro de la columnata hay un pabellón un tanto retirado, con un espacio interior sombreado por cuatro plátanos... En este pabellón hay un dormitorio, que no deja penetrar ni la luz ni los ruidos; y a su lado, un comedor de diario y para comer con los amigos. Hay también otra sala muy cerca de uno de los plátanos, llena de verdor y de sombra, con mármoles hasta media pared.
UN MOSAICO ROMANO
Los pavimentos... se adornaron con una especie de pintura hasta que fue sustituida por mosaicos. El más famoso en este arte fue Sosus, que hizo en Pérgamo el mosaico llamado el comedor sin barrer, porque en un pavimento representó con pequeñas teselas de variados colores los restos de una cena y todo lo que suele barrerse después.
EL BULLICIO EN LAS CALLES DE ROMA
En Roma, la meditación y el descanso están prohibidos a los que no es rico. Pues, )cómo descansar con los maestros de escuela por la mañana, los panaderos por las noches y los martillazos de los caldereros durante todo el día? Aquí, un cambista que se entretiene en hacer sonar sobre el sucio mostrador las monedas acuñadas con la efigie de Nerón; allí, un majador cuya pulida vara sacude sobre la piedra el lino de Hispania. A todas horas se oye gritar a los fanáticos de Belona; al náufrago charlatán que lleva colgada del cuello su historia; al judío adoctrinado por su madre en la mendicidad, al mercader que vende pajuelas para las lucernas.
El rico es transportado por entre la turba que se abre a su paso; correrá sobre las cabezas en su gran litera... y leerá entretanto o escribirá o dormirá dentro... A nosotros, cuando tenemos prisa, nos estorba la oleada que va delante, y el gran tropel de gente que viene detrás nos oprime los riñones. Uno me hiere con el codo, otro con el duro brazo de la litera, éste me golpea la cabeza con una viga, aquél con una vasija..., de pronto un enorme zapato me pisa por todas partes y el clavo de un soldado se me encaja en los dedos.
NO SE PUEDE SOPORTAR EL RUIDO DE LAS TERMAS
Vivo justo encima de unos baños. Imagínate todas las clases de gritos que pueden desesperar los oídos: cuando los más atléticos se entrenan levantando pesas de plomo, cuando hacen esfuerzos, o, al menos, fingen hacerlos, oigo sus gemidos en el momento en que sueltan el aliento retenido, y oigo sus bufidos y su respiración entrecortada; cuando se trata de un bañista pasivo, que se contenta con un masaje corriente, oigo el ruido de la mano golpeando sobre sus hombros que suena diferente según si da con la palma abierta o con el hueco. Y si llega un jugador de pelota y empieza a contar los puntos que consigue ya es el colmo. Añádeles el que es un pendenciero, y el ladrón cogido con las manos en la masa y a uno a quien le gusta oír su propia voz en el baño: súmales los que saltan a la piscina con gran estruendo de agua removida. Además de éstos, cuyas voces son, al menos, naturales, imagina ahora al depilador que de vez en cuando grita con fina y estridente voz, para hacerse notar por los posibles clientes, y que no calla a menos que esté arrancando pelos de las axilas a otros y le haga gritar en su lugar: finalmente los variados gritos del vendedor de bebidas, de los salchicheros, pasteleros, y de todos los mozos de taberna que venden su mercancía cada uno con su propia entonación distintiva.
DOS PLATOS DE ÉPOCA REPUBLICANA
Una receta de Catón: pudding cartaginés.
Remojar una libra de harina; cambiar de plato; mezclar con tres libras de queso fresco, media libra de miel y un huevo. Después de tenerlo bien mezclado, cocerlo todo hasta que tome una consistencia espesa en una marmita (de barro) nueva.
El plato favorito de Cicerón: guiso de queso.
Freír en aceite un pescado grueso salado y quitar sus raspas. Mezclar la carne del pescado con sesos cocidos, hígado de ave, huevos duros y queso. Freír a fuego lento después de ser sazonado con pimienta, orégano, miel y aceite. Ligar con yemas de huevos crudos. Guarnecer con granos de comino.
DOS PLATOS DE ÉPOCA IMPERIAL
Plato vuelto.
Cocer en agua por una parte acelgas blancas, cortadas, con puerros, apio, cebollas y caracoles; y por otra arte, mollejas de pollo, pajaritos y salchichas. Dejar las cebollas enteras; picar las salchichas y los caracoles con ciruelas de Damasco y con embutido de tripas de Lucania. Poner las verduras con la carne sobre hojas de malva, en un plato ampliamente engrasado con aceite. Embadurnar con garum, vino aceite y vinagre. Ponerlo a hervir. Después de la cocción, añadir pimienta, jengibre, todo bien picado y ligado con huevos. Servir con garum, vino y aceite, ligado con fécula.
Una receta de pastelería.
Coger la lechuga, lavarla y frotarla bien, picarla en un mortero con un poco de vino; coger totalmente el jugo. Mezclarlo con harina y dejar reposar durante algún tiempo, después machacar un poco de manteca de cerdo y pimienta, aplastar con el rodillo, cortarla en bandas y añadirle la fritura muy caliente y al retirarlo, pasarlo por un colador.
UN BANQUETE
Marcial organiza una cena para siete invitados y les anuncia el siguiente menú.
Mi hortelana me ha traído unas malvas laxantes y los variados productos de mi huerto, entre los cuales está la lechuga aplanada y el puerro a punto para cortarse en rodajas, sin que falte la menta, buena para eructar, ni el jaramago afrodisíaco. Huevos picados coronarán unas anchoas sazonadas con ruda, y habrá ubres de cerda rociadas con salmuera de atún. Esto como entremeses. Después mi modesta cena constará de un solo servicio: un cabrito arrebatado a las fauces de un feroz lobo, chuletas tiernas, habas y repollos mollares. A esto se añadirá un pollo y un jamón que ha sobrevivido ya a tres banquetes. Cuando estéis satisfechos, os serviré frutas maduras y una jarra de vino de Nomentum, sin heces, que ha cumplido seis años bajo el consulado de Frontino.
EL VESTIDO
ESCOGER UN PEINADO
No hay un único estilo de peinado; que cada una elija el que le cae bien y que lo consulte con el espejo. Una cara alargada exige una cabellera lisa con raya en medio... Las caras redondas piden un pequeño moño encima de la frente, de manera que se vean las orejas.
COMO DISIMULAR LAS IMPERFECCIONES DEL CUERPO
Oculta tus defectos y disimula cuanto puedas las imperfecciones de tu cuerpo. Si eres baja, permanece sentada para que no parezcas sentada cuando estás de pie, y estira tu cuerpo lo más posible en la cama; incluso ahí tápate los pies con un vestido largo para que no puedan calcular tu talla... La que es demasiado delgada, que lleve vestidos de tejido grueso y que un amplio manto caiga desde sus hombros; la que es pálida, que cubra su cuerpo con telas a rayas de color púrpura; si eres muy morena, recurre al auxilio de blancos tejidos de Faros. Un pie feo debe ser calzado siempre con zapatos blancos como la nieve; y unas piernas flacas jamás deben ir sin cintas. A unos hombros puntiagudos les convienen unas ligeras hombreras; un pecho liso debe estar ceñido por un corsé.