Película divx HOMERO: LA ODISEA

"Penélope", Joan Manuel Serrat

Odisea

INVOCACIÓN A LA MUSA Y PRESENTACIÓN DE ULISES

 

Háblame, Musa, de aquel varón de multiforme ingenio que, después de destruir la sacra ciudad de Troya anduvo peregrinando larguísimo tiempo, vio las poblaciones y conoció las costumbres de muchos hombres y padeció en su ánimo gran número de trabajos en su navegación por el ponto, en cuanto procuraba salvar su vida y la vuelta de sus compañeros a la patria. Pero ni aun así pudo librarlos, como deseaba, y todos perecieron por sus propias locuras.

Homero,Odisea,I,1-7

 

ANTINOO, UNO DE LOS PRETENDIENTES, CUENTA A TELÉMACO CÓMO SE HA ENTERADO DEL ENGAÑO DE PENÉLOPE Película divx

 

¡Telémaco altílocuo, incapaz de moderar tus ímpetus! ¿Qué has dicho para ultrajarnos? Tú deseas cubrirnos de baldón. Pero la culpa no la tienen los aqueos que pretenden a tu madre, sino ella, que sabe proceder con gran astucia. Tres años van con éste, y pronto llegará el cuarto, que contrista el ánimo que los aquivos tienen en su pecho. A todos les da esperanza y a cada uno en particular le hace promesas y le envía mensajes, pero son muy diferentes los pensamientos que en su inteligencia revuelve. Y aún discurrió su espíritu este otro engaño: se puso a tejer en el palacio una gran tela sutil e interminable, y en su momento nos habló de esta forma:

 

"¡Jóvenes pretendientes míos! Ya que ha muerto el divinal Ulises, aguardad, para instar mis bodas, que acabe este lienzo (no sea que se me pierdan inútilmente los hilos), a fin de que tenga sudario el héroe Laertes cuando le sorprenda la Parca de la aterradora muerte. ¡No se me vaya a indignar alguna de las aqueas del pueblo, si ve enterrar sin mortaja a un hombre que ha poseído tantos bienes!". Así dijo, y nuestro ánimo generoso se dejó persuadir. Desde aquel instante pasaba el día labrando la gran tela y por la noche, tan luego como se alumbraba con las antorchas, deshacía lo tejido. De esta suerte logró ocultar el engaño y que sus palabras fueran creídas por los aqueos durante un trienio; pero, así que vino el cuarto año y volvieron a sucederse las estaciones, nos lo reveló una de las mujeres, que conocía muy bien lo que pasaba, y la sorprendimos cuando destejía la espléndida tela.

Homero,Odisea,II,93-110

 

ZEUS ENVÍA A HERMES CON LA ORDEN DE QUE CALIPSO DEJE PARTIR A ULISES Película divx

 

¡Hermes! Ya que en lo demás eres tú el mensajero, ve a decir a la ninfa de hermosas trenzas nuestra firme resolución (que el paciente Ulises retorne a su patria) para que el héroe emprenda el regreso sin ir acompañado ni por los dioses ni por los mortales hombres; navegando en una balsa hecha con gran número de ataduras, llegará en veinte días y, padeciendo trabajos, a la fértil Esqueria, a la tierra de los feacios, que por su linaje son cercanos a los dioses; y ellos le honrarán cordialmente, como a una deidad, y le enviarán en un bajel a su tierra patria, después de regalarle bronce, oro en abundancia, vestidos y tantas cosas como jamás sacara de Troya si llegase indemne y habiendo obtenido la parte de botín que le correspondiese. Dispuesto está por la Parca que Ulises vea a sus amigos y llegue a su casa de alto techo y a su patria."

Homero,Odisea,V,29-42

 

PRESENTACIÓN DEL AEDO DEMÓDOCO

 

Se presentó el heraldo con el amable aedo a quien la Musa quería extremadamente y le había dado un bien y un mal: le privó de la vista, pero le concedió el dulce canto. Pontónoo le puso en medio de los convidados una silla de clavazón de plata, arrimándola a excelsa columna y el heraldo le colgó de un clavo la melodiosa cítara más arriba de la cabeza, le enseño a tomarla con las manos y le acercó un canastillo, una linda mesa y una copa de vino para que bebiese siempre que su ánimo se lo aconsejara. Todos echaron mano a las viandas que tenían delante. Y apenas saciado el deseo de comer y de beber, la Musa excitó al aedo a que celebrase la gloria de los guerreros con un cantar cuya fama llegaba entonces al anchuroso cielo: la disputa de Ulises y del Pélida Aquiles, quienes en el suntuoso banquete en honor de los dioses contendieron con horribles palabras, mientras el rey de hombres Agamenón se regocijaba en su ánimo al ver que reñían los mejores de los aqueos.

Homero,Odisea,VIII,62-78

 

ULISES SE PRESENTA A SÍ MISMO Y DESCRIBE ÍTACA, SU TIERRA

 

Soy Ulises Laertíada, tan conocido de los hombres por mis astucias de toda clase, y mi gloria llega hasta el cielo. Habito en Ítaca, que se ve a distancia: en ella está el monte Nérito, frondoso y espléndido, y en contorno hay muchas islas cercanas entre sí, como Duliquio, Same y la selvosa Zacinto. Ítaca no se eleva mucho sobre el mar, está situada la más remota hacia el Occidente (las restantes, algo apartadas, se inclinan hacia el Oriente y Mediodía), es áspera, pero buena criadora de mancebos. Yo no puedo hallar cosa alguna que sea más dulce que mi patria.

Homero,Odisea,IX,19-28

 

ULISES ENTRE LOS LOTÓFAGOS. LLEGADA AL PAÍS DE LOS CÍCLOPES: SUS COSTUMBRES

 

Desde allí dañosos vientos me llevaron nueve días por el ponto, abundante en peces, y al décimo arribamos a la tierra de los lotófagos, que se alimentan con un florido manjar. Saltamos a tierra, hicimos aguada y pronto los compañeros empezaron a comer junto a las veleras naves. Y después que hubimos degustado los alimentos y la bebida, envíe algunos compañeros (dos varones a quienes escogí e hice acompañar por un tercero que fue un heraldo) para que averiguaran cuáles hombres comían el pan en aquella tierra. Se fueron pronto y se juntaron con los lotófagos, que no tramaron ciertamente la perdición de  nuestros amigos, pero les dieron a comer loto. Cuantos probaban este fruto, dulce como la miel, ya no querían llevar noticias ni volverse; antes deseaban permanecer con los lotófagos, comiendo loto, sin acordarse de volver a la patria. Pero yo los llevé por fuerza a las cóncavas naves y, aunque lloraban, los arrastré e hice atar debajo de los bancos. Y mandé que los restantes fieles compañeros entrasen luego en las veloces embarcaciones: no fuera que alguno comiese loto y no pensara en la vuelta. Lo hicieron en seguida y, sentándose por orden en los bancos, comenzaron a batir con los remos el espumoso mar.

 

Desde allí continuamos la navegación con ánimo afligido y llegamos a la tierra de los cíclopes soberbios y sin ley, quienes, confiados en los dioses inmortales, no plantan árboles ni labran campos, sino que todo les nace sin semilla y sin arada (trigo, cebada y vides, que producen vino de unos grandes racimos) y se lo hace crecer la lluvia enviada por Zeus. No tienen ágoras donde se reúnan para deliberar ni leyes tampoco, sino que viven en las cumbres de los altos montes, dentro de excavadas cuevas; cada cual impera sobre sus hijos y mujeres y no se entrometen los unos con los otros.

Homero,Odisea,IX,82-115

 

POLIFEMO DEVORA A LOS COMPAÑEROS DE ULISES Película divx

 

El Cíclope, con ánimo cruel, no me dio respuesta, pero, levantándose de súbito, echó mano a los compañeros, agarró a dos y, cual si fuesen cachorrillos, los arrojó a tierra con tamaña violencia que el encéfalo fluyó al suelo y mojó el piso. De contado despedazó los miembros, se aparejó una cena y se puso a comer como montaraz león, no dejando ni los intestinos ni la carne ni los medulosos huesos. Nosotros contemplábamos aquel horrible espectáculo con lágrimas en los ojos, alzando nuestras manos a Zeus, pues la desesperación se había señoreado de nuestro ánimo.

Homero,Odisea,IX,287-295

 

ULISES Y SUS COMPAÑEROS EMBRIAGAN Y CIEGAN A POLIFEMO. EL ENGAÑO DEL NOMBRE

 

Tomó el vino y se lo bebió. Y le gustó tanto el dulce licor que pidió más:"Dame de buen grado más vino y hazme saber inmediatamente tu nombre para que te ofrezca un don hospitalario con el cual te huelgues. Pues también a los Cíclopes la fértil tierra les produce vino en gruesos racimos, que crecen con la lluvia enviada por Zeus; pero éste se compone de ambrosía y néctar".

 

Así habló y volví a servirle el negro vino: tres veces se lo presenté y tres veces bebió incautamente y cuando los vapores del vino envolvieron la mente del Cíclope, le dije con suaves palabras:"Cíclope, preguntas cuál es mi nombre ilustre y voy a decírtelo; pero dame el presente de hospitalidad que me has prometido, Mi nombre es Nadie; y Nadie me llaman mi madre, mi padre y mis compañeros todos."

 

Así le hablé y en seguida me respondió con ánimo cruel:"A Nadie me lo comeré el último, después de sus compañeros, y a todos los demás antes que a él; tal será el don hospitalario que te ofrezca".

Homero,Odisea,IX,353-370

 

POLIFEMO PIDE AYUDA CONTRA "NADIE"

 

"¿Por qué tan enojado, Polifemo, gritas de semejante forma en la divina noche, despertándonos a todos? ¿Acaso algún hombre se lleva tus ovejas mal de tu grado? ¿O por ventura te matan con engaño o con fuerza?"

 

Les respondió desde la cueva el robusto Polifemo: "¡Amigos! Nadie me mata con engaño, no con fuerza".

 

Y ellos le contestaron con estas aladas palabras:"Pues si nadie te hace fuerza, ya que estás solo, no es posible evitar la enfermedad que envía el gran Zeus, pero ruega a tu padre, el soberano Poseidón."

Homero,Odisea,IX,403-412

 

CIRCE TRANSFORMA EN CERDOS A LOS COMPAÑEROS DE ULISES Película divx

 

Circe se alzó en seguida, abrió la magnífica puerta, los llamó y le siguieron todos imprudentemente, a excepción de Euríloco, que se quedó fuera por temor de algún engaño. Cuando los tuvo dentro, los hizo sentar en sillas y sillones, confeccionó un potaje de queso, harina y miel fresca con vino de Pramnio, y echó en él drogas perniciosas para que los míos olvidaran por entero la tierra patria. Se lo dio, bebieron y, de contado, los tocó con una varita y los encerró en pocilgas. Tenían la cabeza, la voz, las cerdas y el cuerpo como los puercos, pero sus mentes quedaron tan enteras como antes. Así fueron encerrados y todos lloraban, y Circe les echó, para comer, fabucos, bellotas y el fruto del cornejo, que es lo que comen los puercos, que se echan en la tierra.

Homero,Odisea,X,230-243

 

EPISODIO DE LAS SIRENAS Película divx

 

DESCRIPCIÓN DE ESCILA Y CARIBDIS Película divx

 

Pasábamos el estrecho llorando, pues a un lado estaba Escila y al otro la divina Caribdis, que sorbía de horrible manera la salobre agua del mar. Al vomitarla dejaba oír sordo murmullo, revolviéndose toda como una caldera que está sobre un fuego, y la espuma caía sobre las cumbres de ambos escollos. Pero, apenas sorbía la salobre agua de mar, se mostraba agitada interiormente, el peñasco sonaba alrededor con espantoso ruido y en lo hondo se descubría la tierra mezclada con cerúlea arena. El pálido temor se enseñoreó de los míos, y mientras contemplábamos  a Caribdis, temerosos de la muerte, Escila me arrebató de la cóncava nave los seis compañeros que más sobresalían por sus modos y por su fuerza. Cuando quise volver los ojos a la velera nave y a los amigos, ya vi en el aire los pies y las manos de los que eran arrebatados a lo alto y me llamaban con el corazón afligido, pronunciando mi nombre por la vez postrera.

Homero,Odisea,XII,234-250

 

ATENEA TRANSFORMA A ULISES EN MENDIGO PARA NO SER RECONOCIDO Película divx

 

Pero, ea, voy a hacerte irreconocible para todos los mortales: arrugaré el hermoso cutis de tus ágiles miembros, raeré de tu cabeza los blondos cabellos, te pondré unos andrajos que causen horror al que te vez y haré sarnosos tus ojos, antes tan lindos, para que les parezcas despreciable a tos los pretendientes y a la esposa y al hijo que dejaste en tu palacio.

Homero,Odisea,XIII,397-403

 

ULISES SE DA A CONOCER A TELÉMACO: AMBOS LLORAN DE ALEGRÍA

Le contestó el divino paciente Ulises:"No soy ningún dios. ¿Por qué me confundes con los inmortales? Soy tu padre, por quien gimes y sufres tantos dolores y aguantas las violencias de los hombres." Diciendo así, besó a su hijo y dejó que las lágrimas, que hasta entonces había detenido, le cayeran por las mejillas en tierra.

 

Pero Telémaco, como aún no estaba convencido de que aquel fuese su padre, le respondió nuevamente con estas palabras: "Tú no eres mi padre Ulises, sino un dios que me engaña para que luego me lamente y suspire aún más... Poco ha eras anciano y estabas vestido miserablemente, pero ahora te pareces a los dioses que habitan el anchuroso cielo".

 

Le replicó el ingenioso Ulises: "¡Telémaco! No conviene que te admires de tan extraordinaria manera ni que te asombres de tener a tu padre aquí dentro, pues ya no vendrá otro Ulises, que ése soy yo, tal como ahora me ves, que, habiendo padecido y vagado mucho, torno en el vigésimo año a la tierra patria. Lo que has presenciado es obra de Atenea, que impera en las batallas...".

 

Dichas estas palabras, se sentó. Telémaco abrazo a su padre, entre sollozos y lágrimas. A los dos les vino el deseo del llanto y lloraron ruidosamente, plañendo más que las aves, águilas o buitres de corvas uñas, cuando los rústicos les quitan los hijuelos que aún no volaban: de semejante manera, derramaron aquéllos tantas lágrimas que movían a compasión.

Homero,Odisea,XVI,186-219

 

PENÉLOPE PROMETE CASARSE CON QUIEN PASE LA PRUEBA DEL ARCO Película divx

 

"Oidme, ilustres pretendientes, los que habéis caído sobre esta casa para comer y beber de continuo durante la prolongada ausencia de mi esposo, sin poder hallar otra excusa que la intención de casaros conmigo y tenerme por mujer. Ea, pretendientes míos, os espera este certamen: pondré aquí el gran arco del divino Ulises y aquel que más fácilmente lo maneje, lo tienda y haga pasar una flecha por el ojo de las doce segures, será con quien yo me vaya, dejando esta casa a la que vine doncella, que es tan hermosa, que está tan abastecida, y de la cual me figuro que habré de acordarme aún entre sueños."

Homero,Odisea,XXI,68-79

 

ULISES SUPERA LA PRUEBA DEL ARCO

 

Pero el ingenioso Ulises, no bien hubo tentado y examinado el grande arco por todas partes, cuál un hábil citarista y cantor tiende fácilmente con la clavija la cuerda formada por retorcido intestino de una oveja que antes atara del uno y del otro lado, de este modo, sin esfuerzo alguno, armó Ulises el gran arco. Seguidamente probó la cuerda, cogiéndola con la diestra, y se dejó oír un hermoso sonido muy semejante a la voz de una golondrina. Sintieron entonces los pretendientes gran pesar y a todos se les mudó el color. Zeus despidió gran trueno como señal y se holgó el paciente divino Ulises de que el hijo del artero Cronos le enviase aquel presagio. Tomó el héroe una veloz flecha que estaba encima de la mesa, porque las otras se hallaban dentro de la hueca aljaba, aunque muy pronto habían de sentir su fuerza los aqueos. Y acomodándola al arco, tiró a la vez de la cuerda y de las barbas, allí mismo, sentado en la silla; apuntó el blanco, despidió la saeta y no erró a ninguna de las segures, desde el primer agujero hasta el último: la flecha, que el bronce hacía ponderosa, las atravesó y salió afuera.

Homero,Odisea,XXI,404-434

 

ULISES CONTEMPLA LOS CADÁVERES DE LOS PRETENDIENTES

 

Ulises registraba con los ojos toda la estancia por si hubiese quedado vivo alguno de aquellos hombres, librándose de la negra Parca. Pero los vio, a tantos como eran, caídos entre la sangre y el polvo. Como los peces que los pescadores sacan del espumoso mar a la corva orilla en una red de infinidad de mallas, yacen amontonados en la arena, anhelantes de las olas, y el resplandeciente sol les arrebataba la vida, de esa manera estaban tendidos los pretendientes los unos sobre los otros.

Homero,Odisea,XXII,381-389

 

PENÉLOPE PONE A PRUEBA A ULISES PARA ASEGURARSE DE SU IDENTIDAD Película divx

 

Le contestó la discreta Penélope: "¡Desdichado! Ni me entono ni me tengo en poco ni me admiro en demasía, pues sé muy bien cómo eras cuando partiste de Ítaca en la nave de largos remos. Ve, Euriclea, y ponle la fuerte cama en el exterior de la sólida habitación que construyó él mismo: sácale allí la fuerte cama y aderézale el lecho con pieles, mantas y colchas espléndidas".

 

De semejante modo habló para probar a su marido, pero Ulises irritado le dijo a la honesta esposa: "¡Mujer! En verdad que me da gran pena lo que has dicho. ¿Quién me habría trasladado el lecho? Difícil le fuera hasta al más hábil, si no viniese un dios a cambiarlo de sitio; pero ninguno de los mortales que hoy viven, ni aún de los más jóvenes, lo movería con facilidad, pues hay una gran señal en el labrado derecho que hice yo mismo y no otro alguno.

Homero,Odisea,XXIII,173-189